11.4.09

Ahora nos toca navegar.



Cuentan, de cierta ocasión en que un grupo de amigos se encontraban conversando, cuando un desconocido se unió a la conversación. Los amigos le hacían preguntas al desconocido con el fin de conocer sobre su vida, y al preguntarle sobre su trabajo, el desconocido afirmó que nunca había trabajado. De inmediato todos pensaron que se trataba de un vago de la vida, alguien a quien seguramente el gobierno o quien sabe quien lo mantendría mientras el disfrutaba su vida de ocio. Pero todo cambio cuando el desconocido añadió que era veterinario, pero, como esa era su mayor pasión en la vida, nunca lo había considerado como un trabajo. Las palabras de aquel hombre provocaron unas cuantas risas, pero también, unas cuentas reflexiones.

¿A cuantos de chiquito le preguntaban… que quieres ser cuando seas grande? Esa pregunta era la de los 64 mil chavitos. Pero ya hoy eres grande, y cuentas con un sin fin de herramientas y posibilidades para ser o hacer lo que siempre anhelaste. Los investigadores dicen que pasamos más de la mitad de nuestra vida trabajando, y eso es demasiado tiempo como para desperdiciarlo en algo que no nos llene o no nos guste. ¿Estas de acuerdo conmigo? Nuestro trabajo no debe ser solo una fuente de ingreso, sino que debe estar asociado a nuestros intereses y estilos de vida.

Es preferible hacer lo que amas, y no amar lo que haces como hace la mayoría. Si quieres determinar cual es tu verdadera vocación, te voy a dar unos pasos básicos que debes seguir.

Lo primero que debemos preguntarnos es que cosas nos gustan y si somos buenos y tenemos la capacidad de ser excelente en eso. No se trata de establecernos límites, sino de aferrarnos a la realidad y reconocer nuestras capacidades y limitaciones. Quizás a mi me gustaría ser cantante, pero si no poseo las capacidades para serlo, ni soy bueno cantando, entonces debe reconocer que quizás cantar no es la alternativa correcta para mi, aunque siempre puedo cantar en la ducha.

Una vez establecidos nuestros límites reales debemos reconocer si la actividad seleccionada realmente nos apasiona o si solo es el reflejo de alguna admiración. Por ejemplo, Deepak Chopra, el escritor y motivador, estudió medicina porque su papá se lo recomendó y tuvieron que pasar varios años para reconocer que su vocación era otra. ¿Cuántas personas que conocemos se dedican a lo mismo que sus padres o abuelos simplemente porque no se detuvieron a pensar si eso era en realidad lo que deseaban?

Una vez aterrizados en la realidad, debemos investigar las opciones que tenemos. Si te gusta dibujar puedes ser pintor, o estudiar algún tipo de diseño, si te gustan las películas podrías ser productor, director o quizás actor, y así sucesivamente.

Por último, debes establecer un plan, el cual debes visualizar como un gran videojuego. Si, leíste bien, un videojuego. Nuestro plan debe tener varios niveles y mientras más avanzas el reto se hace mayor, más interesante y más intenso. Al fin y al cabo, la vida es como estar en un gran videojuego. Y nuestro trabajo puede ser tan divertido como jugar ese videojuego.

No, no estoy loco. Lo que pasa es que la vida también se compone de un poco de locura. Solo basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta. Las locuras mueven al mundo. O quien hubiese imaginado que nos podemos ganar la vida jugando pelota, diseñando sillas, interpretando a personas que no somos, hablando, cantando, o dibujando mujeres desnudas… siempre hay un campo donde podemos encajar y desarrollarnos.

Pero, ¿qué pasa si nos equivocamos o si pensamos que nos gusta más de una cosa? La respuesta es simple: seguir hacia delante, con los nuevos retos que la vida nos traiga. Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) es arquitecto y boxeador, sin embargo no lo recordamos por eso, sino por ser uno de los mayores comediantes de Latinoamérica. Su clímax profesional inicio a los 41 años. Así que no importan cuantos años hayan pasado, siempre hay espacio para comenzar denuevo.

Lo importante es cancelar los pensamientos negativos, dar un gran suspiro, y lanzarnos al vació. No podemos convertirnos en nuestros propios enemigos. Nuestros pensamientos y actitudes como el miedo y la sensación de derrota lo único que hacen es paralizarnos. Dicen que el miedo es el extremo opuesto de la fe. Y si, habrán dificultades en el camino, pero esas dificultades te asegurarán que estas en el camino correcto, es ley: la parte más oscura de la noche, es justo antes de amanecer.

La vida no es más que un instante, y solo tienes ese instante para atreverte a seguir tus propias instrucciones, tomar el timón del barco de la vida, y navegar. Ahora, te toca navegar.

1.4.09

LA VIDA REAL DE MI TOCAYO MIGUEL.

Son las ocho de la noche. Para muchos la jornada laboral ha terminado y es tiempo de descansar, compartir con sus seres queridos, disfrutar de algún pasatiempo o ver la telenovela del momento. Son las ocho de la noche y Miguel se prepara para ir a trabajar. La noche será larga, fría, solitaria, pero sus bolsillos vacios lo empujan hacia la esquina de siempre. Y allí, en esa esquina, de aquella ciudad en tinieblas, Miguel se dispone a usar todas sus armas, y porque no, su inteligencia para conseguir su propósito: unos veinte dólares para la comida del día siguiente, una caja de cigarrillos y alguna droga ilegal que consiga a buen precio. Pero en el fondo, Miguel busca más.

Miguel vive con su primo en un pequeño apartamento en la misma ciudad en que trabaja. Ambos se dedican a la prostitución y a algún otro trabajito que caiga de vez en cuando. Cuando cae la noche, ambos salen juntos a trabajar, y al llegar a la ciudad, cada cual toma su rumbo, su esquina, y es entonces cuando comienza la espera.

Unos cuantos carros pasan y observan. Algunas personas ven a un pobre hombre parado en una esquina, otras ven a un hombre lujurioso capaz de satisfacer sus deseos carnales, y otras, miran con detenimiento y ven a Miguel, un chico de 29 años, guapo, inteligente, y necesitado de amor. Miguel tiene una hija de aproximadamente ocho o nueve años, y prácticamente no la ve. Es adicto a la marihuana, única droga que utiliza y que para él es normal porque “es medicina, sirve para curar el asma”. Y al parecer Miguel es asmático crónico y cada noche y cada día necesita su medicina.

Los carros siguen pasando, y algunos se detienen. Unas cuantas palabras fluyen entre Miguel y su potencial cliente. Miguel usa todos sus recursos para convencer, como cualquier vendedor que necesita acabar su mercancía. El no pide mucho, sólo 20 dólares y te asegura pasar un “buen momento”. Algunas noches nadie acepta su oferta, quizás porque es mucho lo que pide o poco lo que ofrece, otras, en las que tiene “mejor suerte”, aparece algún cliente que acepta y Miguel lo arriesga todo por sus deseados 20 dólares.

Y así las noches siguen pasando, y la vida continúa su marcha. El mundo gira sin percatarse de que Miguel sigue en la misma esquina buscando sus 20 dólares, pero en el fondo, Miguel busca más que eso. Busca amor, comprensión, un abrazo, y alguien que lo motive a salir de su esquina. Mientras ese motivo aparece, seguirá allí, con los bolsillos vacios ansiosos de dinero, y el corazón vacio ansioso de amor.